La nueva Babilonia
LETICIA BLANCO
Este año, el certamen gira alrededor del concepto Babilonia.Eduardo y Delphine han optado por dibujar dos encantadoras ninfas dispuestas a ser «polinizadas» por una marabunta de dibujitos cosecha de Delphine (que todavía no aparecen en la foto porque están ultimando el mural en el CCCB). «Nos inspiramos en las pinturas babilónicas sobre la fertilidad, esas que hablan del Tigris, el Eufrates, ya sabes», comenta Eduardo con cara de no-me-tomes-en-serio.Cosa que todo el mundo debería hacer con ambos, sólo hace falta ver lo bello que es su trabajo.
«Tenemos una buena edad para ser artistas ahora en Barcelona.El dibujo se ha puesto de moda. Vuelve a estar valorado, tras la incomprensión a la que se le había relegado». La explosión de la ilustración les ha pillado a los dos, como se suele decir, en el sitio y el lugar adecuado, tras una década, la de los 90, durante la cual la ilustración y hasta la pintura parecían estar bajo sospecha. «Sólo espero que venga para quedarse, y que no sea una moda pasajera. A la fotografía le ha pasado igual», comenta Delphine, que ultima un doctorado sobre los museos contemporáneos españoles.
A primera vista, sus obras plagadas de porno, superhéroes y trazado japonés podrían situarles en la órbita de lo pop. Pero los dos huyen del encasillamiento. «Tenemos una visión en común de la modenidad y la tradición. Usamos tanto la tradición más occidental, mediterránea y de vanguardia, como la oriental. Pero no nos consideramos ni decadentes ni nostálgicos, para nosotros los arquetipos están muy vivos y no, no lo relativizamos todo. Queremos trascender la posmodernidad», dice Eduardo. Delphine confiesa que no tiene ni idea de Photoshop. El no entiende porqué no hay más coleccionismo.«Total, una obra de arte puede costarte lo mismo que una consola».
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